Ibáñez 1946*
Parece que fue ayer, siendo usted muy niño, que devoraba los tebeos que tan a buen recaudo dejaba el quiosquero en casa de sus padres, para que no se los robasen. Eran tiempos de guerra, y qué mejor manera que abstraerse de todo ese ambiente malsano que en la lectura de las revistas ilustradas, que darían pie a que cogiese un lápiz y se pusiera a hacer monigotes, aquí y allá. En el mantel, en la pared, ¡hasta en las camisas de su progenitor!. Pero claro, había que ganarse las lentejas y allí que se vio uniformado de pies a cabeza, todo un botones de Banco, abriendo la puerta a los más ricachones de la ciudad. De vuelta al hogar tras una dura jornada laboral, y pasando por las Ramblas, no dudaba en acercarse a las casetas donde experimentados dibujantes estampaban sus firmas a la chiquillería. Allí vistes a Vázquez hecho un pincel. No dudarías en llegar tan lejos como él, aunque eso significara recorrer todas las editoriales enseñando los "monitos",en los ratos en los que librabas del Banco, siendo rechazado por esta, pero colocando una selección de chistes en esta otra. Aún sacaste unas pesetas, que no iban nada mal, para comprar más papel y lápices, y plumillas con su tinta y todo. Y así, esas editoriales pequeñas te llamaron para trabajar, y lo que al principio era poca cantidad, al poco se convirtió en un flujo de trabajo que provocó que te deshicieras de tu querido uniforme y te dedicaras en cuerpo y alma a tu gran amor, la Historieta. Quién iba a decir que una revista que era de risa, La Risa, te convirtiera en su buque insignia. ¡Pero si la mitad de las páginas las hacías tú! Y aún hubo tiempo para autoeditarte tu propia cabecera, junto a tu amigo Arturo, El Barbas era su título. Y seguías trabajando, y más páginas, y más chistes, y personajes de todo tipo, desde Leones miedicas, a negritos sufridos, secciones de variedades con tu amigo Carlos, y mucho más.
Ibáñez 1957
75 años que cumple, maestro, y ojalá que inventaran un suero que prolongara la vida, y así llegara a los 175, ¡qué 175, 200 años! porque la vida con Mortadelo, la vida con Ibáñez, es mucho más llevadera. Felicidades, maestro.
Ibáñez 1969
*Imagen extraída de Corra, Jefe, corra, propiedad de Fernando Javier de la Cruz Pérez